Hace unos años vi la
película ‘La Aldea’, la trama se refiere a unos aldeanos, gente simple y del
común en filadelfia, gente que vivía con humildad a finales del siglo diecinueve.
Esos aldeanos vivían aparentemente felices, sin embargo, debían estar alertas,
pues en el bosque que rodeaba al pueblo habitaban unas criaturas que eran
capaces de hacer desaparecer a todos los de la aldea. Sin embargo, desde
siempre ha habido una tregua entre las criaturas místicas y los aldeanos, pero
debió pasar algo para que alguien tuviera que cruzar el bosque y desafiar a las
‘terribles criaturas’ que amenazaban con la paz y la vida de los habitantes de
la aldea.
Al final de la película
pude entender la forma de gobernar tan vil, utilizada por los líderes aldeanos que
sometieron a su comunidad a un régimen donde ellos eran los todopoderosos. Crearon
una cultura del miedo y ese miedo reinó a tal punto que preferían dejar morir a
la gente antes que permitirles cruzar el bosque.
Estamos en pleno siglo XXI
y aún seguimos viviendo como aquella pequeña comunidad, manipulables por líderes
de extrema. Un gobierno aldeano al que solo les importaba sus propios
intereses. El discurso siempre fue el miedo. Los seres monstruosos que
habitaban el bosque no permitían a la comunidad un atisbe de realidad. Así continuamos
‘algunos’ colombianos. Sin embargo, los líderes siguen con su discurso del
miedo, ¿miedo a qué? No entiendo a qué le podamos tener miedo los colombianos, cuando
ya hemos probado de todo. Hemos tenido gobiernos malos por más de dos siglos,
muy malos, solo con un par de excepciones. Hemos vivido una guerra absurda por
más de 60 años y nada ha funcionado. Le queremos apostar a la paz, y al parecer
tampoco gusta mucho… ¿Qué esperamos los colombianos?
Los mensajes de los
candidatos, con esa cultura del desprecio por lo diferente, deja mucho que
desear y los deja mal parados. No puede ser que un candidato tenga como
propuesta que el voto debería ser por él con el fin de “cerrarle la puerta al
populismo izquierdista de Petro”. Esa es la propuesta del candidato a la
presidencia de Colombia German Vargas Lleras. ¿Es que acaso lo que hizo Vargas
Lleras cuando era vicepresidente del Gobierno de Santos no era populismo? Claro
que lo fue: repartir casas a nombre del Gobierno es populismo y, de paso,
campaña para su aspiración. Pero, según ellos, solo se llama populismo cuando
se hace desde una ideología diferente a la de la línea política que viene
gobernando a su antojo a este país.
Un país caracterizado por
la desigualdad e inequidad social. Los colombianos no podemos olvidar ahora que
las propuestas de Vargas Lleras siempre han sido a favor de la clase política
tradicional, y que su partido –del cual se ‘desvinculó’ para aspirar a la Presidencia–
ha sido uno de los más cuestionados en cuanto a corrupción. Partido que ahora
dice haberse adherido para apoyarlo. Una payasada que atenta, más bien, contra
la inteligencia del electorado del país.
Otro que a mi parecer se
veía el más inteligente y coherente a la hora de manejar su discurso era el
candidato Humberto de la Calle. Funcionario que trabajó arduamente en pro de
que se dieran los acuerdos de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla
de las Farc. Muchos colombianos pensaban que tenía la verraquera para manejar
el país y llevar a buen fin el posconflicto, pero pareciera que tiene al mismo
asesor que Vargas Lleras para el manejo de los mensajes publicitarios de su
campaña. Su discurso no promete nada. Más bien demuestra la flaqueza que tiene
para llegar a la Casa de Nariño. No conmueve tratando de evitar que otro
llegue, se desvió del enfoque de aspirante serio.
No es posible que un
comercial pago, entre otras cosas con recursos de los colombianos, sea
“reacciona Colombia, lo que no se hizo en Bogotá en cuatro años, no se hará en Colombia
en el mismo lapso de tiempo”. No es verdad que en la Bogotá Humana no se
hubiera hecho nada. Los resultados están y esos los van a ver reflejados en las
elecciones del 27 de mayo. Por otra parte, de la Calle también se copió del
eslogan de campaña de Petro al tomar como propio “Soy Humberto de la Calle y
quiero ser su presidente”. Éste fue tomado del primer debate televisivo y fue
expresado por el candidato Gustavo Petro Urrego.
Ya estamos hartos de la cultura
del miedo en la que las propuestas se desenfocaron y la única meta es evitar
que el pueblo despierte, que la aldea se dé cuenta de qué clase de personas nos
vienen gobernando y que al monstruo que nos están vendiendo tiene mas de
ficción que de realidad. Colombia no será otra Venezuela.
Al gran número de
compatriotas que están cobijados con el miedo impartido por las campañas en
contra de un solo candidato puedo decirles que más allá de ese bosque hay
oportunidades, que hay mucho más de lo que tenemos en la aldea y nos están
negando. Muchas más oportunidades que, hoy, sólo unos pocos disfrutan.
¡El que lo entendió, lo
entendió!, como diría Suso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario