Luego
de tantas y tan dolorosas experiencias que la violencia ha dejado por todos los
rincones de Colombia, el cansancio y la incertidumbre que todo ello dejó
pareciera apoderarse del ambiente, sin embargo, la creación y construcción de
un nuevo país constituyen la esperanza del futuro.
Estamos
a las puertas del cambio, sembrando las bases de una nueva Colombia, lo que
implica deponer los intereses personales en pos de una nación incluyente, en la
que todos y cada uno de sus habitantes encuentren oportunidades de crecimiento
y desarrollo.
Programas
factibles enfocados a la salud, el empleo, la educación, la seguridad, entre
otros, es lo que estamos necesitando; propuestas que contribuyan a forjar
mejores perspectivas y siembren en todos el deseo de ser creativos y proactivos
en torno al trabajo conjunto, honrado y solidario que por pertenecer a todos
debe ser controlado, cuidado y protegido.
Ya
no nos interesa el ayer, si no es para evitar volver a caer en los hechos que
tiñeron con sangre y tristeza a todas las familias. Nada que no tenga que ver
con el planteamiento de ideas y soluciones a las problemáticas que nos afectan
como país nos incumbe.
No
nos importan las componendas, el desprestigio o el terror con que algunos
quieren beneficiarse para sacar partido de la situación; lo que si necesitamos
erradicar es la corrupción que nos viene afectando y que resulta muy
conveniente para unos pocos, quienes con tal de sacar provecho arriesgan los
recursos del país, las necesidades de las personas y el futuro de la nación.
Actuar
es la responsabilidad de cada persona, no se vale criticar, decir que a este
país nadie lo puede arreglar, ni dejarnos contagiar o manipular por estrategias
mal intencionadas que buscan confundirnos o asustarnos. Es realmente importante
ser valientes y asumir posiciones, el mecanismo para elegir a las personas
encargadas de dirigir los destinos del país es el voto, hagámoslo a conciencia.
Se
vale tener en cuenta que hay quienes compran votos, prometen dineros por la
entrega de contratos, ofrecen cargos, entre otros “favores”; propician el
fraude electoral, la trampa y el clientelismo, son los que quieren continuar en
el poder y para ello recurren a lo que sea y contra quien sea. Para producir el
cambio y construir el país diferente que anhelamos se hace necesario propiciarlo:
limpiar y transformar la sociedad.
El
momento es crucial, si dejamos en manos de otros la decisión, estaremos jugando
al juego que ha propiciado la corrupción, la desigualdad y la violencia por
tantos años.
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