Después de
casi dos años de administración, el alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa continúa
haciendo anuncios que yo realmente no entiendo. Es probable que el problema de
comprensión sea mío, pero realmente siento que el alcalde es realmente un ‘incomprendido’,
no porque sea un urbanista visionario, sino porque se contradice diariamente.
No entiendo
cuando dice que es imposible técnicamente hacer un metro subterráneo en Bogotá,
por las características del suelo, además que "a los ciudadanos les
parece muy sexy el metro subterráneo porque no lo han usado. Pero cuando ya
tienen que meterse bajo tierra como una rata todos los días, en unos túneles
que huelen a orines con mucha frecuencia...", además dijo "en
cambio, el metro elevado es mucho más agradable, es casi un sobrevuelo bajo por
la ciudad, con luz natural, se puede ver el cielo azul, la sensación de
seguridad y además es mucho más económico". Pero a renglón seguido nos
anuncia que construirá en la Calle 63 una avenida subterránea desde las
montañas orientales hasta el aeropuerto. ¿Alguien me puede explicar?, ¿tienen
que ver las ratas y los automóviles?, ¿los automovilistas si aguantan el olor a
orín?
Necesito
ilustración urgente, pues celebro cuando ‘Kike’ en aras de viabilizar el
transporte, cuidar el medio ambiente, promover la cultura física y bajar a la
gente del carro, nos cuenta que incentivará la cultura de la bicicleta. Es más,
por esos días enfrentó a un biciandante y le notificó que así como Geppetto
había inventado a Pinocho, él se había inventado los ciclistas en Bogotá… (sin
comentarios). Todo esto lo entiendo, lo mastico, lo digiero. Pero, cuando me
cuentan que desmontaron el Servicio Público de bicicletas de Bogotá y que
cientos de bicicletas se están pudriendo en bodegas quedo otra vez perdido.
Nos cuenta Peñalosa
que el bolsillo de la Hacienda Distrital no aguanta con todo y por ello es
fundamental buscar Alianzas Público Privadas (APP) que permita financiar nuevas
obras. Es posible, no hay que descartar esa visión. Eso pensábamos muchos,
hasta que nos enteramos que el proyecto de Metro Ligero por la Avenida 68 que
estaba financiada en un 100% por recursos privados, fue desmontada para armar
una Troncal de Transmilenio financiada por el Distrito, otra vez más perdido
que Adán el día de la madre. ¿Será que cuando se trata de buses, losas y
Transmilenio las arcas del Distrito no tienen fondo?
Ese insondable
pensamiento peñalosista da como resultado que más del 80% de los bogotanos
estemos convencidos que, en vez de incomprendido, es incoherente, incapaz e
ineficiente. Solo lo apoya Uribe en un espacio de Canal Capital de las 11 pm.
Así todos los días, me enredo al intentar
descifrar el pensamiento peñalosista. Tan sólo he logrado deducir que una cosa
es un “Urbanista Visionario que despeja verjas, hace parques y trasmilenios” y
otra es un “Uribista que contrata con la Fundación Visionarios, enmermela a
Vargas y vende buses de Transmilenio”.
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