El expresidente Álvaro Uribe, a quien muchos se
empeñan en llamarlo aún presidente –haciendo una pequeña venia con la cabeza–,
se ha esforzado por construir en su partido una interesante baraja de
candidatos para aspirar, a la primera magistratura.
Como es bien sabido, en el Centro Democrático,
la democracia solo la ejerce quien está en el Centro (el expresidente Uribe)
por ello, todos los precandidatos están a la expectativa de “lo que diga Uribe”
y así, el celebérrimo dueño del Ubérrimo, sigue analizando cada nombre y cada
apellido para poder tomar esa definición.
Para empezar, a Uribe le encanta entre sus
candidatos, el discurso de Guerra. Obviamente me refiero a la candidata María
del Rosario Guerra de la Espriella, no a la oposición férrea de los Uribistas a
los procesos de desarme de las Farc.
Charito Guerra tiene una ‘bonita familia’: su esposito, Jens Mesa Dishington, es el presidente de
Fedepalma, el gremio de palmicultores; es hermana del exsenador Joselito
Guerra, condenado en el proceso 8.000 por recibir unos pesitos de
narco-financiación. Su otro hermano es el actual senador de Cambio Radical
Antonio Guerra de la Espriella, hoy seriamente cuestionado por estar en medio
del escándalo Odebrecht pues todos los ventiladores le arrojan vientecito. Como
se podrá entender uno de los principales atractivos de Charito es que su
candidatura no sufriría por falta de recursos.
¡Qué bonita familia! Chévere encontrar en el
Congreso un núcleo tan bonito y fraterno. Menos mal que el cumpleaños de Charo Guerra
fue en domingo, pues entre semana puede perfectamente descompletar el quorum
del Senado, porque su primo hermano Julio Miguel Guerra Sotto también es Senador, pero por el
Partido Opción Ciudadana. Hacemos claridad que su papito (el de Julio Miguel),
en ese entonces gobernador de Sucre (el papito), quería que su ‘pelao’ aspirara
por el Partido Liberal, pero Simoncito Gaviria le negó el aval y por ello
Julito terminó elegido en el viejo PIN, hoy llamado Opción Ciudadana.
¡Pero alto! No crean que el
hecho de que tres miembros de una familia originaria de Sucre –los Guerra
Tulena– se quedaran con tres curules del Senado obedece a algún ardid, se trata
simplemente que los hijos de dos curtidos caciques políticos de Sucre: el
exsenador José Guerra Tulena (papacito de Antonio y Charito) y su hermano el
exgobernador Julio Cesar Guerra Tulena (Papá de Miguel), hacen suficientes méritos
en tres partidos diferentes y están allí por sus merecimientos, muy bien
educaditos los muchachos.
María del Rosario se empleó a
fondo en respaldar a su gran amigo Oscar Iván Zuluaga como candidato
presidencial al interior del Uribismo, por ello a capa y espada enfrentó a
Pachito Santos hasta sacarlo del cuadrilátero. Por ello, Oscar Iván quedó
eternamente agradecido.
Hoy, el mejor Ministro de
Hacienda de Latinoamérica nombrado por Uribe, tiene entre ceja y ceja las pruebas
(pobladas y enredadas –obviamente las pruebas–) de la presunta financiación
ilegal de su campaña por parte de Odebrecht.
Al no poder relazarse, Oscar
Iván propuso a Charito, para que fuera la candidata en este lance y por eso la
senadora se arrojó al agua. Mientras tanto ‘Zurriaga’ se dedica a tratar de
probar que Odebrecht financió a Santos, a Maduro, a Lula pero que su
financiación por parte de la multinacional brasilera fue sin que él se
enterase.
Pero, volvamos a Charito. Los pregones de
Guerra, obviamente no me refiero al apellido de la precandidata, sino a los
llamados a “hacer trizas los acuerdos de paz”, que con entonado acento sucreño
arenga doña María del Rosario, embelesan al dueño del Centro, al ‘Corazón Firme’
del CD. A Don Álvaro, pues vive enamorado de su discurso. Y no solo eso,
también le encanta que Charito se autodenomine la precandidata ‘Defensora de la
Familia’, porque sabe muy bien que así es.
*Mamador
de gallo y comentarista de lo que usualmente todos comentan.
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