La paz duradera está en
manos de quienes tienen la esperanza de un cambio que ofrezca a todos una nueva
vida, brinde la posibilidad de parar la violencia que ha acompañado nuestra
historia y promueva la creación de un país incluyente en el que se den la mano unos
y otros y, a partir de esta reconciliación, se generen oportunidades de
progreso para todos.
Un ideal que pareciera
soñador o inalcanzable, sin embargo, hacerlo realidad depende de la voluntad
con que cada uno enfrente y asuma el compromiso de construir la nueva Colombia,
dejando a un lado el pasado doloroso y emprendiendo actividades con las cuales
brinde su aporte al desarrollo positivo del país. Con honestidad, cumpliendo
con los compromisos y respetando a los demás, lo anterior por supuesto, fundamentado
en los valores que garantizan la convivencia, propician el buen entendimiento
entre los seres humanos y estimulan el trabajo en equipo.
Un cambio en la actitud de
los ciudadanos es lo que reclama hoy el país, luego de múltiples
acontecimientos que dividieron la población y que llegaron a enfrentarla y en
gran medida, a paralizar su actividad productiva; se hace necesario renovar, impulsar,
y emprender nuevos proyectos con optimismo, impregnando de nuevas energías los
procesos
Y enfocando sus objetivos en
alcanzar logros que beneficien a todos.
En esta nueva etapa es
importante el control y vigilancia que todos ejerzamos para evitar que
intereses particulares desvíen el rumbo de los recursos que los procesos
producen y con ello vulneren los derechos de las personas como son el
cubrimiento de las necesidades básicas de los demás: salud, educación y
seguridad, entre otros.
La paz está en manos de
quienes la construyan cuidando y ejerciendo control a las personas y entidades
encargadas de administrar los recursos humanos, naturales y económicos del país;
dar buen uso al recaudo de impuestos con los que todos contribuimos a la
economía y al impulso y desarrollo de las áreas intelectuales, sociales,
deportivas y culturales que hacen parte de la nación.
Si bien es cierto que para
lograr la reconciliación la actitud debe ser proactiva también lo es, que se
hace necesario agudizar los sentidos para no dejarnos envolver, engañar o
manipular con falsos mensajes o estrategias que lo que pretenden es disimular u
ocultar intensiones enfocadas al beneficio de intereses particulares sin tener
en cuenta que con ellas se está afectando y poniendo en riesgo el bienestar del
pueblo y la nación en general.
Colombia requiere del
cuidado y protección permanente de todos,
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